sábado, 4 de abril de 2015

La hora de comer

Conozco pocas familias que se sienten a la mesa juntos todas las tardes, conozco muy pocas familias que se sienten a comer a la misma hora. Siempre están las prisas, el apremio del trabajo, los estudios o cualquier compromiso que destruya ése ritual, pero la familia de Ramiro era inmune.

Siempre a la cabeza de la mesa estaba el padre, un albañil jubilado por culpa de una pared que lo dejó paralítico. rasgos toscos, pelo corto, desde que Ramiro tiene uso de razón nunca lo ha visto sin bigote, carácter terco, firme y grosero. Junto a ése sempiterno bigote estaba la frase: "Ramiro, estudia si no quieres terminar siendo un albañil de mierda como yo".

A la derecha de la mesa siempre estaba la madre, sumisa y abnegada, subyugada a las tareas del hogar y a las órdenes del padre, nunca se quitaba el delantal, siempre despeinada y sin maquillar, la única vez que Ramiro la vio maquillada fue en su aniversario, su padre la llevó a cenar a un Burguer King.

A la izquierda de la mesa siempre estaba Ramiro, dócil, tímido, afable, amante de las artes, siempre llevaba su cuaderno y un lápiz de carbón para inmortalizar cualquier momento que se apoderase de su retina.

¿Qué has hecho hoy Ramiro? le preguntó su padre con el rostro adusto y removiendo la sopa.

Nada especial papá...

Seguramente estabas dibujando, le interrumpió con una sonrisa burlona, descorazonadora.

Ramiro se quedó en silencio.

Veinticinco años llevamos casados mamá y eres incapaz de hacer una sopa que esté rica, no sé ni como mierda hemos sobrevivido sin que nos hayas envenenado, le reprochó el padre y tiró el plató asqueado.

Lo siento mucho amor, ¿Quieres que te prepare otra cosa? le dijo la madre mientras recogía la comida del suelo con apremio.

¿Serás capaz de hacer algo  que sepa bien? algo decente, le vuelve a reprochar.

Sí, dime..

Mejor déjalo y tráeme una copa de vino, le interrumpe con despotismo el padre.

¿Cuando nos vas a traer una hembrita a casa hijo? Una de esas con pintura en el pelo de tu clase de arte, alguna chica guapa que nos alegre la casa, le dijo mientras se encendía un cigarrillo de liar.

No... no..

Pero asegúrate que se duche antes de venir, lo vuelve a interrumpir y añade gritando, ¿Dónde carajo está mi copa de vino? me voy a terminar el jodido cigarro sin mi copa de vino, no eres capaz ni de hacer eso bien.

Furtivamente Ramiro siempre lo acuchillaba con una mirada llena de asco, llena de desprecio. Esa tarde todo fue distinto, Ramiro fue sincero, con fuerza se cogió las rodillas y dentro de su cabeza empezó a sonar la canción de Phil Collins "In the air tonigth", se giró y con descaro le regaló un rostro lleno de odio a los ojos de su padre.

¿Sabes por qué nunca va a venir una chica a comer a ésta casa? le preguntó a su padre.

Su padre levantó una ceja y una sonrisa satírica se dibujó en sus labios.

Primera razón papá, soy homosexual, sí, me gustan los chicos y me gustan mucho, actualmente tengo novio sin ir más lejos...

El rostro del padre se puso rojo, como si toda la sangre bombeada se haya acumulado únicamente en su cara, una vena prominente y palpitante intentaba emanciparse de su cuello.

Shh, Shh, no me interrumpas más, estoy hasta los huevos que me interrumpas papá, segunda razón porque me das vergüenza, tratas a mamá como si fuera tu esclava, como si fuera la última mierda de éste mundo, la última mierda de éste mundo eres tu papá, un viejo, amargado y paralítico ex albañil de mierda, le dijo Ramiro con los ojos inyectados de odio acumulado.

Intentando apoyarse en la mesa su padre se levantó e intentó abofetear a Ramiro. Tenía la boca llena de espuma, rabioso. Ramiro lo esquivó y su padre cayó al suelo como una bolsa de basura.

Así es como te vas a quedar papá, en el suelo, vencido y solo, le dijo Ramiro.

Tú eres el que se va a quedar solo maricón de mierda !Lárgate de mi casa! !Lárgate maricón! le gritó el padre que intentaba levantarse del suelo.

¿Te dan asco los maricones no? le preguntó Ramiro sonriendo.

!Cállate maricón! !Anormal! le gritó con desprecio.

Cuantas veces te habré besado en la mejilla después de chupársela a mi novio, le dijo Ramiro con una sonrisa y mirándolo con lástima.

La madre asustada por los gritos regresa de la cocina con la copa de vino en la mano y corre a socorrer a su marido que a duras penas intenta acomodarse en el sofá.

!Suéltame! !Suéltame! Esto es tu culpa mamá, tanto consentirlo y alentarlo con la mierda del dibujo, le dijo y la empujó con ferocidad.

¿Sabes qué papá? me largo de aquí, no te voy aguantar ni un segundo más de mi vida...

Ramirito mi vida, le interrumpió su madre.

No mamá, deberías hacer lo mismo, deberías dejar solo a éste desgraciado, no merece ni la vida que tiene, no se merece nada, le dijo mirando con lástima a su padre.

!Ramiro Aguirre Coronado! !Es tu padre y te dio la vida! le grita su madre y lo abofetea con suavidad, como si fuera una caricia.

Y nos la lleva quitando muchos años, por mi que se pudra solo y deberías hacer lo mismo mamá, eres joven y guapa, no sigas siendo la esclava de éste desgraciado que te trata como una basura, le dijo con el rostro compungido.

Ramiro se dio la vuelta y dejó a una madre esclavizada, a un padre dictador y malagradecido detrás, con dificultad pudo distinguir mientras se marchaba la voz de su padre que le gritaba.

!Ramiro! !Ramiro! !Si te largas no pienses volver! !Ramiro! !Dios te puede curar! !Ramiro! !Ramiro!

Ramiro se marchó con lo puesto, temblando y llorando llegó a mi casa.

Ya no podía aguantar más, me susurró al oído mientras nos abrazábamos.

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