Introducción al
Infierno
Después de la primera colisión y con un Adán débil y cansado,
Dios creo la prisión donde lo encerraría de por vida. Ni con la muerte de Jesús
Dios fue capaz de asesinar a Adán, gracias a la maldad del mundo el poder de
Adán se iba alimentando poco a poco, llegó apoderarse de la prisión donde fue
condenado, Corrompió a todos los guardianes con la ayuda de Lucifer (primer
juez del cielo) asqueado de las mentiras de Dios. El infierno se encuentra tres
universos por debajo de la tierra y la única entrada es lanzarte por el pozo de
Darvaza.
El infierno
Está lloviendo, el fuego es vivo e inquietante.
Déjate caer Ariel, no tengas miedo, la tierra se abrirá ante tus ojos,
me habla la armadura.
Me dejo caer por el pozo, en sus llamas puedo ver el rostro
de almas condenadas. La tierra se abre ante mis ojos y la oscuridad me devora,
se pueden escuchar gruñidos, gritos, la pestilencia de los podridos es
irrespirable.
Sólo hay destrucción y dolor, un puente enorme con un lago
de fuego de donde salen torsos de almas condenados a sufrir por la eternidad.
Parece que te has perdido guardián, me grita una legión de podridos que
me esperan al final del puente.
No tanto como lo están ustedes, les digo y corro hacia ellos.
Intentan romper el puente.
No tengo tiempo para perderlo con basura, grito y salto sobre ellos.
Levanto mis brazos y ante la vista de los podridos vuelvo a gritar:
!ENTREN EN LA LUZ!
De mi armadura irradio una energía y una luz tan poderosa
como la del Sol.
Basura, me digo mientras las cenizas de los podridos rozan mi rostro.
Hay una entrada cubierta de cabezas humanas que se mueven,
me miran, mueven la boca como si intentasen decir algo.
Estos son los dominios de los que en vida fueron los reyes magos, Magalath, Galgalath y Serakin, ve con
cuidado, me advierte la voz que vive en mi armadura.
Bajo unas
escaleras que flotan en el aire, el lugar está decorado de cabezas humanas, se
pude sentir su llanto y su plegaria...
Debimos
matarlo cuando tuvimos oportunidad, era sólo un bebé, escucho una voz a lo
lejos, casi un murmuro.
Voy bajando y
puedo distinguir tres voces distintas.
Tres
arcángeles lo protegían, al menos matamos al pesado de su padre, estúpido
humano.
Que
más da si no lo matamos, han pasado siglos y siguen hablando de la misma
mierda, Adán se encargó de matarlo.
Shh,
huelen eso, huele a guardián...
Cállate
Magalath, eso es imposible...
Cállate
Serakin, yo también puedo olerlo...
Es
verdad...
Mientras bajo
los miro fijamente, es una criatura horrible, un gigante de tres cabezas, el
torso desnudo y cubierto de cicatrices, ojos escarlatas y colmillos del tamaño
de mi brazo.
Hace mucho que no pruebo
la carne de un guardia, parece delicioso, habla una de las cabezas.
Si fuese tú mantendría la
boca cerrada, le digo sujetando el báculo de la resurrección.
Una carcajada
estruendosa acalla los llantos de las almas condenadas.
Así que el todo poderoso
Dios manda a un sólo guardián, ¿Tú eres la esperanza del cielo? se preguntan
las tres cabezas y vuelven a reírse.
Paso a paso y
sin vacilar me acerco hasta ponerme delante.
Apestan a mierda, les
digo.
Tienes la lengua muy larga
guardián, me dice la cabeza del medio e intenta atacarme.
De un salto
esquivo su puño que se estrella contra el suelo, golpeo el báculo en mi rodilla
y le corto la cabeza con expiación, chorros de sangre salen del cuello, la risa
burlona en pocos segundos se convirtió en gritos de dolor.
¿Ya no nos reímos tanto?
les digo con una sonrisa.
!Serakin no!, se lamentan.
Me acerco a la
cabeza que yace en el suelo tiñéndolo de rojo y lo atravieso con expiación.
Esta cabeza como todas tus
extremidades me pertenecen, le digo.
Es tan letal,
el corte es tan limpio y suave, en pocos segundos lo he descuartizado.
¿Qué pasó? le digo
arrodillado a una de las cabezas que he dejado en el cuerpo.
¿Qué clase de monstruo
eres? me dice horrorizado y escupiendo sangre.
Y me lo dices tú, le digo
riéndome y lo termino clavándole a redención en la frente.
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