-¡Ayúdame por favor!- Se acerca un muchacho con la camiseta y el
rostro lleno de sangre.
- ¿Qué le ha pasado? ¿Está herido? – le pregunta el policía consternado por la imagen tan espeluznante que sus ojos contemplan.
- Creo que he matado a alguien- advierte el muchacho que cae al
suelo desmayado.
Desconocido
-5 días llevas aquí y no has dicho ninguna palabra, no
podemos saber quién eres, advierte Sofía que escudriña cada gesto
minuciosamente.
La mirada extraviada contemplando por la ventana las hojas
que gentilmente se balancean en el aire por culpa del otoño…
-Por favor, sólo quiero ayudarte- interrumpe mis pensamientos con
una voz dócil y desesperada.
Empiezo a llorar sin ningún motivo que pueda recordar, simplemente
tengo ganas de llorar.
Sofía
Asumo por su aspecto unos veinte años, varón, pelo rizado hasta
los hombros, ojos negros y ojeroso, una cicatriz en la mejilla derecha,
las huellas dactilares completamente destruidas, sin registro de placas
dentales, imposible usar la base de datos para identificarlo. Apareció hace 5
días delante de una comisaria bañado en sangre. No habla con nadie, la mirada
completamente perdida ¿Diagnostico? Por evaluar aún. Le habla Sofía a su
grabadora mientras se toma un humeante café con un cigarro en la cafetería del
hospital.
Desconocido II
Sólo tengo sensaciones que me dicen que he hecho algo malo que no
recuerdo, un apabullante dolor que me asfixia, ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué hago
aquí? ¿Por qué estoy esposado a la cama? ¿Qué música es esa? Apagarla por favor.
-¡APAGAR LA MÚSICA! ¡APAGAR LA MÚSICA! ME TALADRA LOS OÍDOS
¡APAGAR LA PUTA MÚSICA POR FAVOR! NO AGUANTO EL DOLOR- empiezo a gritar
intentando forzar las esposas.
Nadie me escucha, estoy solo encerrado en estas 4 paredes blancas,
¿Por qué estoy aquí? Rompo las barandillas de seguridad de la cama, poseído por
una sensación de dolor mientras la misma canción se repite una y otra vez. Me
arrastro por la habitación intentando levantarme, abro la puerta gritando.
-¡APAGAR LA PUTA CANCIÓN QUE ME VAN A SANGRAR LOS OÍDOS!
Avanzo por un pasillo rompiendo todo y gritando, ¿Dónde están
todos? ¿Es que nadie piensa escucharme? ¿Es que nadie piensa ayudarme? Me
acerco a un carro intentando buscar una jeringa para perforarme los oídos, que
tiene esta jodida canción que me duele tanto…
-¡Rápido, sujétenlo! Grita una mujer detrás de una barra y 3
hombres me sujetan con fuerza.
-¡APAGAR LA MÚSICA SE LOS RUEGO! ¡APAGARLA QUE ME HACE DAÑO!
-Grito entre lágrimas forcejeando con los 3 hombres.
-Aplicarle una dosis de Lorazepam- vuelvo a escuchar a la misma
mujer y añade- tranquilo, ya quito la música.
El silencio nos envuelve y lo único que puedo escuchar es la
fuerte respiración de uno de los guardias que con fuerza me ha sujeta el cuello.
-Gracias, gracias- le digo con un alivio salado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario