25 de septiembre 2004
-Cuán...(Me seco las lágrimas con mis dedos) ¿Te acuerdas de aquello Carla, temblaban mis rodillas? le pregunto hechizado por sus profundos ojos negros.
-No sabías como decirme que querías ser mi enamorado, me dice con una sonrisa.
-No sabía como te lo ibas a tomar, tenía miedo, mucho miedo, le digo intentando acariciar su mejilla.
-Recuerdo que intenté ayudarte, darte algunas de las palabras, lo deseaba tanto Jesús, me dice.
-Es cierto, al final lo conseguimos, nunca podré olvidarme de ese primer beso, fue tan apasionado que nuestros dientes se chocaron (estallo en llanto apretándome el rostro con las manos).
-¿Qué te pasa Jesús? me pregunta Carla asustada.
-Tantas cosas que vivimos juntos... ¿Por qué ? ¿Por qué? grito hasta desgarrarme la garganta.
-Eso, no tengo una respuesta para eso amor, me dice con el gesto frustrado.
-Ni yo, digo con la mirada perdida.
-¿Qué piensas hacer? me pregunta acariciando mi barba.
-Si tan sólo... si tan sólo tuviera la certeza de que volvería a estar contigo Carla...si tan sólo la tuviera lo haría sin dudarlo, le digo.
-Toda la vida voy a ser tuya Jesús y tú vas a ser mío, me dice.
-Pero... pero... ¿Si no te vuelvo a ver nunca? y si la única manera de mantenernos juntos es que yo intente vivir por los dos, te necesito tanto, le digo mientras ríos de lágrimas se abren camino por mis mejillas.
-Y siempre voy a estar para ti, me dice.
-Lo sé, le digo y en un abrazo todo se vuelve oscuridad.
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